Hace unos meses empecé a notar que estaba muy sonado un tema llamado la «Procrastinación»; empecé a escuchar, a leer y a entender del tema y me he dado cuenta de que todos o estamos pasando por esto, o lo hemos pasado, o incluso puede que lo volvamos a pasar y que como todo en la vida tiene su contra parte, como dicen por ahí no hay luz sin oscuridad, no hay blanco sin negro; entonces hablemos un poco de nuestros estilos de vida actuales.
Empecemos con el concepto – Procrastinar- es el hábito de postergar o posponer una acción, retrasando actividades o situaciones que deben ser atendidas sustituyéndolas por otras acciones irrelevantes o que nos hagan sentir más placer, ya sea por miedo o por pereza de realizaras.
Veamos ahora la otra cara de la moneda -El síndrome del ocupado- no se trata de una enfermedad como tal o de algún trastorno, sino más bien de un estilo de vida. Son aquellas personas que no son capaces de detenerse, que incluso cuando tienen tiempo libre necesitan llenar este tiempo con otras actividades y responsabilidades.
Tenemos dos estilos de vidas totalmente distintos, algunos procrastinan para aplazar sus actividades ya sea porque no les gusta o por pereza y tenemos a otros con una vida demasiado ocupada. Se preguntarán ¿Qué tienen en común?; en respuesta les comento que el trasfondo de estos estilos de vida es un tema meramente emocional.
Estos estilos de vida afectan mucho nuestros bienestar emocional y autoestima e incluso aumentan nuestro nivel de estrés y ansiedad. Pensaran ¿Qué tiene que ver la autoestima aquí? Se los resumo, cuando tenemos una vida demasiado ocupada es porque estamos escapando de algo, incluso puede ser de sí mismos y cuando elegimos procrastinar como estilo de vida entonces aparece la culpa y empezamos a sentir que no servimos o no tenemos valor.
¿Por qué caemos en estos estilos de vida?
- Hay cosas que no nos gusta: sabemos que no todo en la vida es color de rosa y que nos toparemos con situaciones que nos incomodan o con tareas que nos gustan, es normal sentir estas emociones, pero en vez de afrontarlas las justificamos y nos volvemos nuestra propia víctima, creyendo que está bien o que podemos dejarlo para después y lo que hacemos es acumular y volvernos un caos del cual nosotros mismos somos responsables.
- Somos autoexigentes: solemos tener un perfeccionismo muy grande y creemos que podemos hacerlo mucho mejor u ocupar más tiempo del debido y es aquí donde nos olvidamos de algo muy importante, de nuestro bienestar emocional, de alimentarnos correctamente, de cuidar de nuestro cuerpo, de un sueño reparador e incluso dejamos de tener espacio para hacer cosas que nos gustan o compartir con nuestros seres queridos.
- Consecuencias psicológicas de un problema social: actualmente estamos en un entorno altamente demandante, ya sea por diferentes motivos o presión social.
- Proteger nuestro ego: muchas personas sienten suficiente estimulación y gratificación al estar ocupados a pesar de ser estresante; porque de alguna manera esto los hace sentir eficaces o útiles y de algún modo les da sentido a sus vidas, pero se olvidan de si mismos, de sus seres queridos e incluso de su propia salud.
- Mecanismo de defensa: la soledad, el silencio, la inactividad, el aburrimiento etc., a algunas personas les resulta amenazante y se refugian en un método de escape para no afrontar ciertas situaciones en sus vidas.
Las dos excusas casi perfectas que siempre utilizamos para estas situaciones son: No tengo tiempo o No tengo dinero, ¡clásicas verdad!, siempre hay tiempo para todo, siempre y cuando sepamos organizarnos y en cuanto al dinero puede que influya mucho, puede que no tengas el dinero ahora, pero quizás tomara más tiempo conseguirlo o tardara un poco, pero no son excusas validas, son solo limitantes y debemos hacernos responsables de nuestro tiempo y nuestras ganas de hacer las cosas.
Recuerda somos protagonistas de nuestra propia historia
Ahora les invito a poner en práctica estas estrategias que nos ayudaran a tener un estilo de vida saludable:
- Aprende a gestionar tu tiempo: prioriza por urgencia o por criticidad
- Entrenemos nuestro bienestar emocional: practiquemos mindfulness y aprendamos el enfoque atencional para aprender a separar las cosas, planificar cosas divertidas o reuniones con nuestros seres queridos esto nos ayudara a desconectarnos y volver con más fuerza a realizar nuestras tareas.
- Darle sentido a lo que sea que este haciendo: tenga con claridad sus metas y objetivos, cual es el propósito por lo que está haciendo algo y a donde lo llevará.
- Estrategia de acción: existen muchas hoy en día, como por ejemplo la ley de Pareto 80/20, el 80% de su tiempo haga sus tareas y un 20% de descanso o algo que le guste, esto funciona muy bien incluso para los estudios.
- Mida los resultados: que está haciendo mal o que está haciendo bien.
- Recuerde que estar todo el tiempo ocupado no significa siempre ser productivo y trabajar duro no es necesariamente trabajar inteligente.
En fin, debemos aprender a equilibrar nuestras vidas, encontrar la manera de realizar nuestras tareas y también tener un estilo de vida saludable donde podamos cuidarnos y crear momentos gratificantes.
Recuerden siempre esto: Todo en exceso es malo, No tengas miedo del aburrimiento: a veces es necesario no hacer nada y aprender a desconectarnos, plantéate a quién quieres impresionar realmente, si es cuestión de ego o responsabilidad y aprende a poner límites.